23.7.09

Elogio un tanto cursi a las señoritas de mi barrio



En la esquina de mi plaza para un grupo de pebetas,
Las hay flacas, macizas y de singular silueta.

Se engalanan con polainas en invierno,
Pañuelo a tono, minifaldas negras
Y de riguroso luto las medias.
De ningún modo un abrigo del Soho Palermo.

En verano usan remera corta,
Con slogans de gente muerta,
Añoran el pasado con tatuajes,
Y tribales con forma de oleaje.

Se pintan cual deidades egipcias sus parpados,
No eligen dorados ni plateados
Sino aguachentos desencantados
Que no hace juego con sus juveniles ojos.

Suelen tomarse de las manos y bailar muy vivamente,
Lo hacen coreadas por un sinfín de botellas calientes.
Soñadoras caderas que marcan el compás,
Enfundadas cual otomanas en babuchas de ave rapaz.

Al vislumbrar la muchachada
Prenden un careta muy alborotadas
Al final de cuentas anhelan como cualquiera ser enamoradas.

No sueñan ellas con cadetes del liceo militar,
No hay martes de retreta por los que suspirar.

Creen que saben de la vida su secreto,
¿Pero que saben en concreto?

Cambiaron las chicas, no son mas las de antaño,
Aun no crecen y ya se le notan los años.

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