26.9.05

A Conrad y Mr. Xavier

La fascinación de lo abominable, quizás era eso lo que lo llamaba
No era su corazón tan de hombre que apestaba
¡No!, era la fascinación
Las tinieblas
Esas orillas azules
El río azul
Bajo ese cielo azul
La inmensidad de lo desconocido
Quizás lo raro no fuera lo que nos rodeaba
Quizás lo extraño estaba dentro nuestro esperando salir
La soledad
El horror
Tan simple como el horror
¿Y si lo sabía? ¿Cómo era que no podía abandonarlo?
¿Cómo podía seguir allí?
Que clavaba su mirada hacia esa bruma
¿La brutalidad?
¿La fuerza?
La virginalidad de ese río
La barcaza remonta la estela azul casi fatigosamente
A regañadientes como si la obligara un capitán desmedido
Alguien con una ciega locura
Con una meta oscura
Sigue con empeño su camino
Como quien espera encontrarse así mismo al final de el
Encontrar quien sabe: ¿quizás la salvación?
El corazón entre las tinieblas.

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