A Beau Geste.
II
Tú quien avaro el núcleo retienes,
¿Piensas que por ser gorrión me amilano?
No obstante para que gustes y mandes
Aquí tienes no una si no dos manos
Para que no me tilden de cobarde
Dócil, manso me entrego a tus tormentos
¡Dale que para morir se hace tarde!
¡Esgrime una vez pobres argumentos!
¿Que tanto, escriba, los dioses aguardas?
¿Acaso mi voz calma no era el clavo,
que desvelaba tu sereno sueño?
¡Blande rápido ante mí tus mentiras!
No esperes que me postre como esclavo
Me entrego a ti mas yo ya tengo dueño.
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