29.7.07

Nadie y Piraguas

El primero de ellos se llamaba Nadie decía ser hijo de Polifemo y una ninfa juguetona, como era obvio nadaba a la perfección y tenia una natural predisposición para todo aquello que conllevara actividades acuáticas, ya fueran esta cruzar un lago, un río, aventurarse en el mar o cualquier otra situación similar. Si bien ambos eran azules Nadie tenia un tono más oscuro que su compañero. Molinos era demasiado claro, algunos decían que sufría un problema de pigmentación que tenia que ver con su afición a la bebida, habito aquel que le había quedado después de trabajar durante una temporada en el circo de los hermanos Karamazov. No hay nada como el Vodka solía comentarle a Nadie y a eso solía agregarle con énfasis ¡Nadie no hay nada como el vodka! ¿comprendes? Y mientras decía esto ultimo se reía con esa risa traqueal de aquellos cuyos pulmones tienen mas de un problema incubando.
Decían que molinos no sabia bien quien era su padre pero parece que había tenido un maravilloso affaire con una hembra del Toboso de un tono un tanto rosado de ahí que muchos otros que no conocían la historia del circo arguyeran que lo del alcohol era por el desarraigo familiar y por la infancia triste. Cuando en realidad de la falta de Padre lo único que le había quedado era un humor bastante negro y una peculiar afición por los chistes malos.
Así eran ambos imponentes, grandes, de gran contextura con ojos penetrantes de pupilas duras y negras con un marcado porte real como si supieran que eran los lideres de la manada.
Los dos estaban orgullosos de su posición y si bien en lo tocante a caracteres poseían mas diferencia que similitudes era imposible imaginarse el desfile sin que Nadie y Molinos lo encabezaran.
Habían marchado juntos por mas de dos décadas y marcharían juntos al final cuando hubiera que partir hacia la ciudad prohibida a morir, ambos habían visto como su pelaje se cuarteaba y como los bellos de la cara se les teñían de tiempo.
Muchas noches los vieron insomnes de guardia alumbrados por las llamaradas de las hogueras observando el horizonte preguntándose cual seria el destino de la manada, si valía la pena seguir marchando, por supuesto aquellas decisiones no corrían por cuenta de ellos pero mucha veces habían visto a los suyos desfallecer por el cansancio y el hambre y tornarse una vez mas cuero sin vida, tan solo les era imposible no preocuparse por su suerte. Igual fuera cual fuera la decisión , aun incorrecta, ellos marcharían firmes y estoicos con pasos lentos pero seguros. Importantes, grandiosos.
Curiosamente ninguno sabia como había llegado a ser uno de los dos pilares (así los llamaban los demás) tan solo recordaban haberse despertado ya marchando, como si lo hubieran estado haciendo durante años y años.
Sabían en su interior que habían sido elegidos por alguien superior y que su misión era importante, como una especie de protesta o revelación como si él fuera el elegido para que el mundo comprendiera la verdad.
Y ellos eran los dos pretorianos azules, hijos de los que ya no son tenidos en cuenta, hermanos de la locura, primos de la fantasía y de los sueños, herederos de los mitos.
Ellos eran Nadie y Molinos los dos elefantes azules.

Estas eran las monturas que encabezaban el desfile aunque con el paso del tiempo se asemejaba mas y mas a un éxodo. La pregunta era un éxodo ¿hacia donde? Aquello era algo que solo él podía contestar. Pero de seguro había un lugar aunque fuera un sitio desconocido, una tierra sin nombre, una pequeña isla que no figura en los mapas humanos pero que estaba allí dentro de la cabeza de aquel hombre esperando a ser pensado y ser creado así como lo fueron antes que él los demás sueños.

1 comentario:

plf dijo...

La verdad es que tal vez lo mejorcito de esta época sea permitir leer cosas de un amigo que hace años que no veo. un abrazo