A veces el ostracismo no es tan malo como lo pintan
Se miente mucho entre rosas y ciegos, entre héroes y próceres,
No es tan fatal saberse lejos.
Lo realmente dañino es querer volver,
Esa idea es la que termina por perderlo a uno.
El regreso
¡Y que regreso!
O acaso los lideres deben morir afuera?
Los poetas en tierra extraña?
Como pueden olvidarlos,
Justo a ellos,
Ellos que ha hecho de su patria su vida,
De una idea una religión,
Que han dejado que en su mente solo se encauce un bien común
¡Y se atreven a olvidarlos!
¡Hay que regresar!
Y no cualquier regreso
Y con ese pensamiento comienza a arraigarse el principio del fin.
Y si los pañuelos suenan en el muelle cuando uno parte
¿Imaginen como tronaran cuando regresen?
A tierra santa
A sus fanáticos seguidores
Volverán y exclamaran que no hay cuna, ni bandera, ni sangre como la patria.
No hay más calles, ni más recuerdos que los de su tierra
Ni mujeres, ni regazos, ni pechos como los de las mujeres argentinas.
No hay más madre que una,
Ni pasado que no pueda ser modificado
Se engañan con falsos regresos.
Con una multitud de banderas, clamores e himnos
Se dejan envolver con su propia mentira
E irremediablemente envejecen y mueren
En tierra extraña
Lejos del hogar.
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